Los tests estadísticos proporcionan una forma de cuantificar y evidenciar brechas, evitando percepciones subjetivas, sirviendo como una base sólida y replicable para diseñar políticas y estrategias de intervención. Veamos tres ejemplos:
Selección
Imaginemos una empresa en la cual el 25% de los hombres y el 24% de las mujeres que postulan son contratados. Seguramente concluiremos que la diferencia es menor y que, por lo tanto, el proceso de selección no tiene un sesgo por género. Pero, ¿Qué sucede si la proporción es 27% para los hombres y 22% para las mujeres, o 30% y 20%? ¿Cuándo la diferencia se hace relevante?
Evaluación del desempeño
Supongamos que realizas una evaluación de competencias, con una escala de 1 a 5. Los resultados obtenidos nos entregan que, en promedio, la evaluación de las mujeres es de 4 y el de los hombres es de 3,8. ¿Es ésta una diferencia significativa? ¿Qué sucede si las medianas son 4,5 para mujeres y 3,5 para hombres, o 4,7 y 3? Nuevamente, la pregunta que debemos responder es: ¿La diferencia entre hombres y mujeres es significativa?
Compensaciones
Finalmente, pensemos qué sucede si el promedio del porcentaje en la banda de las mujeres es 99% y el de los hombres 101%. Esto podría parecer una diferencia pequeña. Pero, ¿Qué pasa si las medianas son 95% para mujeres y 105% para hombres? ¿Cuándo la diferencia de sueldos se hace significativa?
Un test estadístico nos ayudará a discernir si estas diferencias son lo suficientemente grandes como para ser motivo de preocupación. Pero no solo eso, puesto que las herramientas que Openagora ha desarrollado para el análisis de brechas de género, para los procesos de selección, desempeño, talento, sucesión y compensaciones, en conjunto con el Departamento de Estadística de la Universidad de Concepción, nos permiten saber si el género es la variable que explica las diferencias o si, quizás, son la antigüedad, el nivel de formación, el clima laboral u otras variables.
En conclusión, los tests estadísticos son herramientas poderosas para abordar las brechas de género en la gestión del talento. Las organizaciones deben adoptar estos métodos, no solo para identificar problemas, sino también para garantizar entornos laborales más equitativos y justos.