El Modelo de madurez en la gestión de brechas de género, es una herramienta diseñada para ayudar a las organizaciones a navegar el complejo camino hacia la equidad de género. Ofrece una estructura de seis niveles, permitiendo identificar el estado actual de una organización en relación con este importante tema, junto con proporcionar un marco de referencia para la mejora continua.
Nivel 1: Inexistente
Características: No existe una recolección sistemática de datos referentes a equidad de género.
Acciones típicas: Reacciones espontáneas a eventos específicos o denuncias, pero sin un marco estructurado para el análisis o la solución.
Nivel 2: Inicial
Características: Se comienzan a recolectar datos demográficos básicos, pero no hay un análisis sistemático.
Acciones típicas: Creación de políticas generales en torno a la equidad de género, pero sin mecanismos para su implementación o evaluación.
Nivel 3: Descriptivo
Características: Se recolectan y presentan datos sobre la representación de género en diversos niveles y departamentos, pero el análisis es puramente descriptivo.
Acciones típicas: Comparaciones simples entre grupos de género en aspectos como salario, promociones y representación en distintos niveles jerárquicos.
Nivel 4: Diagnóstico
Características: Uso de estadísticas y otros métodos analíticos para evaluar la significancia de las brechas de género identificadas.
Acciones típicas: Test de hipótesis, análisis de correlación entre variables y posiblemente modelos predictivos para entender las causas de las brechas.
Nivel 5: Modelamiento predictivo
Característica: Análisis de escenarios mediante modelos predictivos.
Acciones típicas: Se generan modelos predictivos con los cuales se evalúan diferentes escenarios. Por ejemplo: ajustes de rentas, cambios en las proporciones de contratación y promociones, disminución en la rotación, modificación de la participación en la jerarquía de la organización.
Nivel 6: Monitoreo activo
Características: Definición y seguimiento de los indicadores de brecha de género.
Acciones típicas: Se definen indicadores de brecha de género, los cuales muestran la significancia de las brechas existentes. Se hace seguimiento continuo a los resultados de los indicadores.
El compromiso con la equidad de género debe ser una iniciativa continua, respaldada por datos, análisis y acciones concretas. No se trata solo de «hacer lo correcto», sino también de crear entornos laborales más inclusivos, diversos y, por ende, más innovadores y exitosos. Adoptar un enfoque estructurado, como el que ofrece este modelo, no solo beneficia a las mujeres, sino a toda la organización y, por extensión, a la sociedad en su conjunto. Así que, ¿en qué nivel se encuentra tu organización y qué estás dispuesto a hacer para avanzar hacia un futuro más equitativo?
Espero que este recorrido por los diferentes niveles del modelo te haya proporcionado las herramientas necesarias para entender mejor el camino hacia la equidad de género y cómo tu organización puede contribuir a hacer de este mundo un lugar más justo para todos.