Entre muchas otras consideraciones, la pandemia ha impulsado a las empresas a fomentar el bienestar de sus trabajadores, seguramente porque el deterioro emocional, a raíz del reacomodo de la vida, ha tenido fuertes repercusiones en el ánimo y, por lo tanto, en el desempeño.
Surge entonces la interrogante acerca de qué tan relevante es promover el bienestar de los trabajadores para un mejor desempeño y qué es primero.
La revista MIT Sloan Management Review aborda esta temática y lo hace a partir de la investigación que llevaron adelante Paul B. Lester, Martin Seligman y Ed Diener. Ellos detectaron, tras un arduo trabajo de campo, que hay un vínculo estrecho entre felicidad y desempeño.
Para encontrar la o las respuestas o resolver en este caso si el huevo antecede a la gallina, (o al revés) es que los tres académicos se lanzaron a una tarea titánica: durante cinco años le hicieron un seguimiento a un millón de integrantes del Ejército de los Estados Unidos.
Antes de dar inicio al análisis (los resultados fueron publicados en el Journal of Happiness Studies), lo primero que hicieron fue pedirles a los soldados que calificarán su estado de bienestar o felicidad inicial. Posteriormente, indagaron quiénes habían sido premiados a partir de su desempeño.
Vale la pena poner en contexto que este trabajo se ejecutó en medio de las guerras en Irak y Afganistán, con todas las dificultades que implica aquello.
El sondeo dio cuenta de que algunos soldados fueron reconocidos por desempeño ejemplar en el trabajo asignado, en tanto que otros, por desempeño extraordinario en acciones heroicas.
Antes de ahondar en lo que encontraron en su larga investigación, los profesionales aclaran que los premios en el Ejército son algo poco usual.
Pues bien, dicho lo anterior, y a pesar del porcentaje menor en relación con el todo (sólo un 12% recibe algún tipo de reconocimiento en el Ejército), lo que hallaron fue que era sorprendentemente alta la relación entre desempeño y bienestar y optimismo.
Hasta ese punto del análisis, nadie debería mostrarse muy sorprendido, pero donde sí es posible advertir algún grado de asombro es cuando se constata que quienes inicialmente habían declarado sentirse felices recibieron más premios que quienes se habían identificados como menos conformes desde el punto de partida.
“Esta brecha se mantuvo cuando tomamos en cuenta el estatus (oficiales versus soldados alistados), el género, la raza, la educación y otras características demográficas. De hecho, la felicidad y, en menor medida, el optimismo, fueron mejores predictores de premios que cualquier demografía o factor que examinamos”, detallan.
También advierten que como el Departamento de Defensa de Estados Unidos es el empleador más grande del mundo, se equivoca quien, al leer el artículo, cree que esta realidad no puede ser comparativa a lo que sucede al interior de una empresa.
Por lo anterior, es que los investigadores se arriesgaron a proponer que “la felicidad y el optimismo no sólo son importantes para el desempeño de los empleados, sino que también son predictores respecto de qué tan bien o mal hará una persona su trabajo”:
Algunas conclusiones
Declaran que “si extrapolas nuestros hallazgos del estudio militar a un contexto del sector privado en el que se realizarán 1.000 contrataciones, el uso del bienestar como criterio de contratación debería dar lugar a unos 11 empleados más excepcionales que si la empresa simplemente contratara personal sin considerar el bienestar”.
Además, agregan que sus hallazgos “son ampliamente aplicables porque la muestra que usamos no se extrajo de un área funcional específica”. De hecho -agregan- mientras algunas personas de la muestra eran efectivamente soldados, otros eran oficinistas, camioneros, policías, profesionales médicos, expertos en logística, pilotos, ingenieros y estrategas.
Por lo tanto, afirman que la “medición de tantas profesiones a esta escala y en un solo estudio (…) hace que nuestros resultados sean altamente aplicables al mundo empresarial”.