Adaira Landry y Resa E. Lewiss son dos académicas que nos traen un tema interesante y que muchas veces se pierde de vista: ¿Cuál es el valor de la palabra o cuánto cuesta contratar a un orador?
Lo primero que exponen en su artículo es más o menos evidente, aunque valga precisar que no todo el mundo lo tenga en consideración, y es el hecho de que el uso de la palabra requiere implícitamente tiempo invertido en lectura y profundización de algún tema, lo que en buenas cuentas se conoce como ilustrarse.
A eso se agrega que hablar en público también implica hacer diapositivas, folletos, ensayar y cotejar que lo que se diga tenga sentido.
Por todo esto, las autoras de este texto que publica HBR dicen tajantemente “es hora de admitir una verdad sincera: los profesionales merecen que se les pague por sus compromisos de uso de la palabra. Se preguntará: ¿Cuándo debo empezar a cobrar en vez de hablar gratis? La respuesta es ahora”.
Pero la realidad, admiten las profesionales, a veces resulta un muro infranqueable muy distinto a lo que hemos concebido en nuestras mentes. Entonces, la alternativa para no desanimarse será buscar opciones para recibir alguna retribución por lo dicho más arriba.
Así, Adaira Landry y Resa E. Lewiss proponen 10 aspectos a considerar en relación con el tema que nos convoca.
1. Una carta para su jefe
Lo citaremos textual: “Esto mantendrá a sus jefes informados de su trabajo y puede servir de apoyo para un ascenso o una renegociación de un contrato”. En el fondo, es la validación a través de un registro de su capacidad, como es realizar una charla profesional.
2. Membresías y cuotas con descuento
Pida una exención o descuento de la membresía a la organización que organiza su charla. Esta membresía ampliará su red. Esa una forma de inversión o de omitir un gasto.
3. Un entrenador de oratoria para desarrollar sus habilidades
Utilice cada clase como una oportunidad para mejorar personal y profesionalmente como ponente. Si hay un experto en oratoria, pídale feedback.
4. Referencias
Haga que lo inviten a exponer a otras charlas. Idealmente con audiencias más grandes.
5. Material para las redes sociales
Amplíe su sello personal, su marca, y su reputación profesional. El material promocional permite que la conferencia le sea de utilidad después de la presentación.
6. Testimonios y comentarios
Pida a los organizadores que recopilen citas de la audiencia. Si tiene un sitio web personal o profesional, solicite que los comentarios recibidos se utilicen como testimonios de su contenido. Eso es una buena carta de presentación.
7. Una fotografía en acción
Esto es clave para su marca. Que le tomen fotos hablando en el escenario o interactuando con el público.
8. Gastos
El tema de los gastos de traslado lo tienen claro los oradores experimentados, pero no los juniors. Asegúrese de que ese ítem esté cubierto.
9. Objeto
Un objeto, como una botella de agua en el escritorio de la oficina, puede servir como punto de partida para hablar de una organización. Esto puede poner a prueba su capacidad como orador; es decir, su ingenio para iniciar una charla que va de algo particular a un tema general en el que se habla de una organización.
10. Oportunidades de ampliar las redes
Reunirse con el encargado de la toma de decisiones de la organización o conferencia puede servir para crear redes más amplias y duraderas una vez que se realice la charla.