Cuándo empoderar y cuándo no. Algunos criterios para direccionar el desempeño.

Allan Lee, de la Universidad de Exeter (UK); Sara Willis, de la Universidad de Manchester (UK) y Amy Wei Tian, de la Universidad de Curtin (Australia) dicen en un artículo para HBR que, a través de una investigación que elaboraron, descubrieron que los líderes empoderadores funcionan en relación con cierto tipo de desempeño y cierto tipo de empleados.

Los liderazgos modernos tienden a delegar responsabilidades y respaldar a sus empleados para que estos den rienda suelta a su creatividad, se comprometan y aumenten su desempeño laboral. Esto, a buenas cuentas, se conoce como empoderar a un trabajador.

Las investigaciones refuerzan esta idea, pues agregan que, junto con todo lo anterior, también crece el nivel de satisfacción laboral de una persona que se siente empoderada. Atrás, en este sentido, habrían quedado aquellas jefaturas de manejo vertical que buscan dirigir con mano de hierro a través de la imposición más que del desafío de convencer.

Sin embargo, y es materia de este artículo, existe un matiz bastante tenue para ser asertivos a la hora de empoderar. Hay factores como la experiencia, el contexto cultural y el rubro de una empresa para diferenciar cuándo sí y cuándo no.

Allan Lee, de la Universidad de Exeter (UK); Sara Willis, de la Universidad de Manchester (UK) y Amy Wei Tian, de la Universidad de Curtin (Australia) dicen en un artículo para HBR que, a través de una investigación que elaboraron, descubrieron que los líderes empoderadores funcionan mejor para motivar, dependiendo del desempeño y del tipo de empleados.

Para las conclusiones que dan a conocer en este texto analizaron 105 estudios que incluyen datos de más de 30 mil trabajadores en distintos países del mundo. En términos generales, se dieron cuenta que empoderar frente a no hacerlo genera mayores niveles de confianza hacia las jefaturas; que en las culturas orientales los líderes empoderadores influyen más en el rendimiento de sus empleados que en occidente y que el impacto es más positivo en personas que tenían menos experiencia trabajando en sus organizaciones.

Asimismo, estos investigadores ahondaron en cuatro ideas que describimos a continuación:

Empleados más creativos y serviciales

Los jefes empoderadores infunden ánimo a sus empleados para construir ideas novedosas y pensar en otras formas de hacer las cosas, así como en ayudar a sus compañeros en el trabajo. También detectaron que estos liderazgos incitan compromiso y esfuerzo que se percibe como algo positivo, y no a la manera de sentirse explotado.

Sentirse empoderado no siempre aumenta el rendimiento en las tareas diarias

Este aspecto es relevante porque es donde se advierte un matiz. Por ello, quisiéramos ahondar un poco más. “Descubrimos que el empoderamiento estaba vinculado al buen rendimiento de los empleados en las tareas rutinarias y básicas del trabajo, pero no eran muy diferentes de los líderes que no empoderan”, dicen.

Y lo que ven en ese sentido es que hay situaciones en que el empoderamiento puede generar daño.

La pregunta es ¿cuándo?

La respuesta que hallaron es que en algunos casos el empoderamiento atañe nuevas responsabilidades y, por añadidura, agobio y estrés.

Para ello es esencial el tipo de relación que se genera entre jefes y empleados y la forma en que se percibe un liderazgo empoderador. Así lo plantean:

“Pueden ver una mayor autonomía o una toma de decisiones compartida como una indicación de que el líder confía en ellos y les proporciona oportunidades de autodesarrollo y crecimiento, o pueden considerarlas como una prueba de que el líder no puede liderar y está evitando tomar decisiones difíciles. En el último ejemplo, los empleados pueden sentirse frustrados e inseguros acerca de su función, lo que empeora el rendimiento en las tareas rutinarias. Por lo tanto, es vital que, al intentar empoderar a sus empleados, los líderes no ejerzan demasiada presión ni creen incertidumbre”.

Es fundamental que los directivos comprendan que el empoderamiento del liderazgo tiene sus límites y que factores como la confianza y la experiencia afectan a la forma en que se perciben sus comportamientos”, dicen al respecto.

Algunos empleados responden al liderazgo empoderador más que otros

Por sectores económicos o tipos de industrias, lo que vieron los investigadores es que el empoderamiento es beneficioso de manera transversal. Pero donde sí hallaron diferencias fue en relación con contextos culturales y rangos etarios. En cuanto a lo primero, en países orientales como China, India o República de Corea se halló que potenciar los comportamientos de liderazgo se asoció con un mejor rendimiento rutinario de los empleados al compararse con sociedades como la estadounidense, la alemana o la británica. Respecto del segundo punto, se constató que empleados con menos experiencia eran más proclives a aumentar su rendimiento frente al empoderamiento. Y la razón, intuyen, es ver en aquello la posibilidad de aprovechar las oportunidades.

El empoderamiento se trata de apoyar a los empleados

En resumen, y visto de manera general, los investigadores apuntan a que empoderar aumenta el compromiso, la satisfacción y la creatividad de las personas, pero al mismo tiempo pudiera generar episodios de estrés adicional.

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